top of page

El sueño

Pluma invitada

Historia producida en el taller "Cómo empezar a escribir", escrita por Cindy Moran y Luisa Lemus.*


Quien iba a pensarlo, todo lo que la trajo aquí.


Por las noches trabaja aseando un edifico en Manhattan, mientras vienen a su mente muchos recuerdos de su amada Guatemala.


Comienza quitando el polvo, colocando las bolsas para aspiradora; la actividad se vuelve casi meditativa, recorre cada noche con su mente aquellos pasos que dio en el eterno desierto, recuerda todo lo que dejo atrás, en especial a sus padres y a su hijo.


Todo lo hizo por ellos, pero de cierta manera también los perdió.


Mientras pasa minuciosamente el trapeador en cada rincón de la oficina, piensa que en este momento no sabe si tomó o no la mejor decisión. Sumerge el trapeador en el cubo, como quien quisiera ahogar sus culpas. Ahora ya no vera crecer a su hija y morir a sus padres, decide no darle vueltas al asunto.


Deja el baño nítido, coloca el papel y con mayordomo seca los excesos. Intenta calmarse, sabe que es pronto, que apenas lleva dos semanas en Estados Unidos, que hay historias de gente que ha logrado salir adelante. Debe ser fuerte por ellos, aplica el Mr. Clean y el limpiador de lavanda, que le dieron cuando la contrataron. El lugar queda reluciente, sale de madrugada y de camino pasa al 7eleven mas cercano, ¡cómo extraña el mercado de su colonia!, las piñas, sandias y melones de Guatemala, tan frescas y de buen tamaño, busca zanahoria, papa y ejotes, para hacer unas dobladitas, especialidad de su mamá.


Llega a su casa casi rozando las cuatro de la mañana, para dormir unas horas, solo el tiempo dirá sí el sacrificio ha valido la pena, si el sueño americano es verdad.


No ha dormido ni media hora, cuando recibe una llamada de su mamá, no podía seguir guardando la mala noticia. La niña ha desaparecido, lleva el mismo tiempo que ella fuera, se la dejó encargada y ahora no está. El acusado es su expareja, los llantos de su mamá no le permiten entender bien lo que dice.


Los detectives se presentaron muy temprano en la residencia marcada con el numero 15-25 de la calle Santander. Lo primero que pidieron fueron las bolsas usadas de la aspiradora. Estaban recabando las pruebas que incriminaban o no al acusado. La investigación llevaba varias semanas y no encontraban a Lissie, la pequeña desaparecida de tan solo cuatro años.

El acusado era su papá, con quien vivía y estaba preso ahora. Lissie desapareció sin dejar rastro y la policía estaba desesperada, los medios de comunicación pedían resultados y no tenían nada.


En el fregadero encontraron limpiador de lavanda y quita polvo, buscaban pruebas, el trapeador y cubo llevaban tiempo sin ser usados, desde que la mamá de Lissie los abandonó, así decía el papá. Nadie había llegado a la casa y no se hacía limpieza, el único artefacto usado era la aspiradora.


La casa estaba sucia, descuidada, el acusado no se esmeraba ni en pasar el papel mayordomo o el Mr. Clean. Era un descuido total y por eso le tenían en investigación. ¿Dónde esta la niña? ¿Cómo pudo desaparecer?


Él reportó su ausencia a las autoridades cuando se percató a medianoche que la niña no estaba en su cuna. La noche anterior preso de la bebida no recuerda si la llevó a su cama a dormir, no recuerda si comió algo. En la cocina había restos de fruta picada, piña, sandia y melón, pero no estaba comido por nadie. Todos se preguntan, ¿realmente pudo el papá hacerle algo a Lissie?


A pesar de lo sucio de la casa y el desorden, no había rastros de basura, ni de papel de baño, ni restos de desechos, era curioso, como es que en un lugar así, no había basura acumulada, ni de un solo día.


Ese mismo día mientras revisaban de nuevo la casa, el acusado se escapó de la comisaria, había estado gritando que él mismo saldría a buscar a la niña, ya que la policía no hacia nada, mas que acusarlo a él.


Aunque realmente no sabían si iría a buscar a Lissie o a buscar una botella más. Su estado era deplorable cuando lo apresaron y no había cambiado mucho.


El oficial a cargo en un descuido volteo y él le quito el arma y lo obligó a dejarlo salir. Se nos ha escapado, fue la noticia que le dieron al jefe de la policía, casi se atraganta con la sopa de papa y zanahoria que estaba tomando de almuerzo en ese momento. ¿Cómo pueden ser tan inútiles? Les gritó. Ahora tenemos otra persona más a quien buscar.


El invierno era una amenaza y Lissie seguía desaparecida, no puede aguantar tanto tiempo fuera, sin comida y agua. Los bomberos y cuerpos de rescate peinaban el bosque cercano a la casa. ¿Es posible que la niña haya escapado sola? Se preguntaban.

¿Alguien se la llevo? A la mamá de Lissie también la estaban buscando, pero no daban con ella. O ¿el padre fue capaz de hacerle algo? ¿un accidente probablemente? Todos tenían muchas preguntas, pero ninguna respuesta.


En el patio trasero de la casa, había tierra removida, los perros escarbaron y no encontraron nada, mas que una mata medio muerta de ejotes, pero ni una señal de la niña.


Después de colgar la llamada con su madre, respira profundo y se da vuelta para seguir durmiendo y abraza a la pequeña Lissie quien esta a su lado y aprovechar unas horas de sueño mas.


 

*Durante el taller "Cómo empezar a escribir", impartido el 01 de febrero del 2025 por la Dra. María Odette Canivell, las participantes produjeron varias historias: una escrita en lo individual y otra combinando la propia con la historia de otra compañera.

Esta historia que publicamos es producto de la colaboración de Cindy Moran y Luisa Lemus.

 
 
 

Entradas recientes

Ver todo

El poder de la escritura

Escribir un blog es una tarea difícil. Yo lo hago desde la perspectiva de una lectora voraz, criada en una familia de escritores, donde...

Ecología y literatura

La historia de la narrativa universal es una historia del bien o mal vestir, así como una descripción de los trajes y accesorios de todas la

Comments


bottom of page