¿SABÍAS QUE LA NOVELA DE HORROR MAS FAMOSA DEL MUNDO FUE ESCRITA POR UNA MUJER…?
- Maria Odette Canivell

- 31 oct
- 3 Min. de lectura
La literatura de horror es un género dentro de la ficción narrativa que busca provocar sensaciones de miedo, espanto y repulsión en sus lectores.
Se caracteriza por descripciones de violencia explícita (contra más sangre más miedo); la inclusión de aspectos sobrenaturales (sin explicación contundente sobre su etiología); así como por la exploración de fenómenos psicológicos complejos, cuyo común denominador es que, en todos los casos, son desviaciones patológicas del comportamiento normal.
El miedo es una emoción natural que nos protege frente al peligro. A diferencia de los animales, el hombre puede analizar racionalmente sus orígenes y protegerse de la amenaza que lo causa sin, necesariamente, caer en la dicotomía lucha o huida que caracteriza al reino animal. El ser humano reacciona ante el miedo con mecanismos de defensa que le permiten decidir un curso de acción. La amígdala manda una señal de alarma al cerebro quien, inmediatamente, secreta hormonas, la adrenalina y el cortisol, que ayudan a afrontar el peligro.
El miedo produce una sensación de incomodidad y de repulsión. A pesar de ello, nos atraen, desde muy niños, las sensaciones de miedo y las historias de terror. ¿Por qué motivo? Quizá sea por la descarga de adrenalina que nos hace sentirnos vivos. O tal vez porque, a pesar de que experimentamos todos los síntomas asociados con el miedo, sabemos, racionalmente, que estamos a salvo y que nada malo nos sucederá. Por eso escribimos y narramos historias de terror, ya sea al fuego de una hoguera, o en casa, cuando estamos aburridas.
Aunque existen historias desde la antigüedad asociadas, tangencialmente, con el miedo, (como algunos episodias de la Épica de Gilgamesh) la primera historia de terror pertenece a Horace Walpole con su novela El castillo de Otranto (1764).
La obra más famosa en este género, sin embargo, es Frankenstein de Mary Shelley, escrita en 1818. Shelley, junto con su marido, Percy B. Shelley, John Polidori, y Lord Byron se encontraban en la villa de este último, en el lago de Ginebra. Ese verano fuertes tormentas obligaron a los invitados a permanecer en casa prácticamente todos los días. Truenos y relámpagos asolaban la mansión Diodati, y los huéspedes no sabían qué hacer para entretenerse. Byron les propuso que escribieran una historia de terror, muy acorde con el clima que estaban experimentando. Mary Shelley empezó la suya como un relato corto y, dos años más tarde, nacería Frankenstein.
Además de Shelley, la última década del siglo XVIII y el siglo XIX fueron especialmente fructíferos en este género, con la aparición de la novela gótica la cual, en su mayoría, fue escrita por mujeres.
Como ejemplo podemos citar a El viejo barón, (1778), de Claire Reeves; Los misterios de Udolfo (1794), de Anne Radcliffe; La momia, (1827) de Jane C. Loudon; Jane Eyre, de Charlotte Bronte (1847); y la tardía Rebeca, (1938) de Daphne du Maurier.
En España, el género gótico viene de la mano de Pascual Pérez Rodríguez y José de Espronceda, cuyo poema gótico El estudiante de Salamanca es una adaptación de Don Juan en plan tenebroso.
Las obras españolas más famosas con elementos góticos, sin embargo, son El monte de las ánimas, de Gustavo Adolfo Becquer, (1861) y los cuentos de Emilia Pardo Bazán, El vampiro (1901) y El esqueleto (sin fecha exacta de publicación).
Este 31 de octubre, cuando celebramos a las almas en pena, acuérdate de todas aquellas escritoras que deleitan con sus historias de miedo y, sentada en tu sillón en la comodidad de tu casa, prueba a leer alguna de estas narrativas.


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