MARIO VARGAS LLOSA: UNA VIDA DEDICADA A LA ESCRITURA

El trece de abril del año 2025, Mario Vargas Llosa, el escritor peruano, premio Nobel de literatura, ganador del Rómulo Gallegos (1967) y del Príncipe de Asturias (1986) falleció en Madrid.

            La capital de España se convirtió en su segundo hogar, después del Perú al que abandonara tras convertirse en candidato presidencial para las elecciones del año 1990. Como narra en su obra: El pez en el agua, la desilusión de pertenecer a una patria que no acababa de comprender, lo obligó a marcharse a España, dónde lo recibieron con brazos abiertos, y con un marquesado; el primer marquesado de Vargas Llosa.

            Mario Vargas Llosa, junto con Miguel de Cervantes, y Antoine de Saint Exupery, han sido siempre mis autores favoritos. A pesar de que la crítica literaria señala que Conversaciones en la catedral, y La casa verde son las mejores obras del escritor peruano, yo me enamoré de su literatura con La tía Julia y el escribidor.[1] El desparpajo de Vargas Llosa al contar su historia de amor con la tía Julia, entremezclándola con las radionovelas que escribía su colega, Raúl Salmón; el sentido del humor de la narrativa, unido a la descripción de un mundo que pareciera absurdo, e incluso fantasioso, pero que refleja a cabalidad la realidad de Latinoamérica, siempre se me antojaron ser lo mejor del escritor peruano.

            Si bien es cierto que, como instrumentos de crítica social, Conversaciones y La casa verde desempeñan una mejor función (yo, como Mario Vargas Llosa, me pregunto todos los días: “Cuando se jodió el Perú”, substituyendo al Perú por Latinoamérica), el humor de la Tía Julia, y de Pantaleón y las visitadoras me ha parecido siempre una mejor arma para luchar contra el absurdo existencial que implica nuestra realidad latinoamericana.

            A mi juicio, la derrota de su candidatura política, aunada a la vida en Madrid y el marquesado, se le subieron un poco a la cabeza a unos de mis escritores favoritos, ya que sus obras, después de El pez en el agua, no tuvieron la calidad de sus primeros escritos (ni siquiera se pueden comparar con La ciudad y los perros, obra juvenil de 1963).

            A pesar de ello Mario, tu sentido del humor, tu acerva crítica a la sociedad de nuestra América, tu fina ironía, así como la calidad de tu prosa (por no olvidar tus ensayos literarios) ha hecho que tu obra perdure en el tiempo; y, por qué no decirlo, eres uno de los pocos escritores que ha podido vivir muy bien de tu literatura.

Te echaremos de menos.

Mario Vargas Llosa y la tía Julia (Julia Urquidi) a la derecha.

Julia, Mario y Patricia (todo quedaba en familia, hasta Isabel Preysler)

[1] A pesar de que sigo creyendo que La tía Julia es una de sus mejores novelas, a Marito se le chispoteó escribir acerca de todo lo que le debía a Julia Urquidi, 19 años mayor que él, divorciada, en ese Perú provincial, y tía política del autor. Julia lo mantuvo financieramente, y lo alentó a seguir escribiendo cuando su padre lo amenazó por ser escritor y por haberse casado con ella. A Julia le debemos que Mario, en París, siguiera escribiendo y estudiando literatura. Y el tratamiento que hace de ella, en la novela es, hasta cierto punto, cruel si no desconsiderado.

Julia escribió un libro casi desconocido sobre su historia: Lo que Varguitas no dijo. Como marido y como pariente, Mario no lo hizo nada bien. Como escritor, su obra ha trascendido su vida emocional.